Organización y Manejo de los Pensamientos

Organización y Manejo de los Pensamientos

Aprender a Organizar y Manejar los Pensamientos

Llegamos a la séptima parada de nuestro viaje a través de los consejos para manejar el estrés de una manera saludable. Aprender a organizar y manejar los pensamientos, reestructurar nuestra forma de pensar, puede ser una ayuda muy importante en este empeño por dos razones:

1) conseguiremos afrontar lo que nos sucede de una manera más efectiva y eficiente

2) nos protegemos del propio estrés que produce tener el hábito del pensar desadaptativo.

¿Cómo aprender a pensar de una manera más saludable?

Enseñar a gestionar los pensamientos es la característica más sobresaliente del psicoterapeuta que trabaja desde una orientación cognitiva. En realidad, a día de hoy, las psicólogas y los psicólogos que usamos las técnicas cognitivas lo hacemos en conjunción con otras técnicas, las conductuales, dando lugar a lo que conocemos como psicoterapia Cognitivo-Conductual, que es el grupo de técnicas de tratamiento psicológico que tiene una validez científica mayor entre los tratamientos psicológicos. Si bien es cierto hay otras orientaciones y técnicas que alcanzan buenos niveles de eficacia en consulta, y consiguen mejoras en la vida de las personas que son atendidas por los profesionales de la psicología que las usan, los organismos de salud internacional, a día de hoy, la recomiendan como primera opción en el tratamiento de la mayoría de los trastornos psicopatológicos. De hecho, la recomiendan como primera opción incluso por delante del uso de los fármacos. Ciertamente, parece de sentido común, ¿para que modificar o afectar a nuestro organismo con agentes químicos cuando podemos mejorar nuestra salud un conjunto de técnicas sobradamente probadas por la ciencia, y que dependen simplemente de cambiemos nuestra forma de pensar y de afrontar los eventos vitales a los que nos enfrentamos en nuestra vida diaria? Con esta afirmación no estoy desterrando el uso de los fármacos en los trastornos mentales, sería temerario y excesivamente pretencioso. El uso de los fármacos tiene un espacio importante en la mejora de la salud mental desde hace bastantes años, aunque cada vez hay más voces que proponen que se haga un uso restrictivo de ellos. Lo que defendemos las personas profesionales de la psicología es que las y los pacientes que acuden a nuestras consultas aprendan a gestionar sus vidas, en la medida de sus posibilidades, por si mismas, y no dependan de ningún agente externo a su propio ser para desarrollarse y crecer como personas; a excepción de las demás personas, claro está. Esta tarea que requiere una dedicación y un esfuerzo, tanto por parte de la paciente, como por parte del/la psicoterapeuta pero sin embargo, en un porcentaje muy importante de las ocasiones se llega conseguir unos resultados muy satisfactorios que compensan ampliamente nuestra inversión (así lo muestran el gran número de investigaciones realizadas en este campo, y esta ha sido mi experiencia hasta el momento como profesional de la psicología)

            En realidad, para luchar contra el estrés no es suficiente solo con cambiar nuestra manera de pensar, aunque este un cambio muy relevante. Para llegar a metas significativas tendremos que realizar otros cambios, cambios que están entre los que se han propuesto en otras publicaciones, correspondientes al repaso del decálogo contra el estrés, que estamos desgranando en este blog, desde hace unos meses, y que seguiremos desgranando en las tres publicaciones restantes del decálogo.

            Si bien en otros posts he publicado recomendaciones prácticas que podríamos aplicar en nuestro día a día, que son recomendaciones más o menos básicas, que se realizan habitualmente, y que compartimos la comunidad de profesionales que trabajamos en torno a la salud, en este apartado número siete entramos de lleno en lo que corresponde más específicamente al campo de la psicología clínica. Por esta razón no voy a dar aquí recetas milagrosas, ni ningún consejo simplón como aquellos que a veces llegan a banalizar el trabajo de las personas profesionales que se dedican a la psicoterapia. Si fuera tan sencillo cambiar creencias, otro gallo nos cantaría en otros terrenos de la vida ajenos a la salud, y podríamos quizá conseguir un mundo más justo. Volviendo a nuestro asunto, en una consulta psicológica en la que se utilizan las técnicas Cognitivo-Conductuales, a lo máximo que podemos aspirar es a que las personas que acuden solicitando ayuda cambien las creencias que les están causando malestar y dificultades en sus vidas por creencias saludables y adaptativas, junto con cambios en otros aspectos que también se han detectado como poco saludables para sus vidas. Sin embargo, para finalizar nos vamos a permitir el lujo de compartir una reflexión que nos dejó una de las figuras más importantes de la psicología clínica Cognitivo-Conductual de todos los tiempos:

“Hay tres frases que nos impiden avanzar: tengo que hacerlo bien; me tienes que tratar bien; y el mundo debe ser fácil”; Albert Ellis.