Modificar la Percepción de Demandas del Medio

Modificar la Percepción de Demandas del Medio

Cómo modificar la percepción de las demandas externas

La segunda recomendación para mantener el estrés a raya requiere tomar la decisión de trabajar en un cambio vital que conllevará algún esfuerzo y tiempo de dedicación que, sin embargo, podrá tener importantes consecuencias para nuestra salud. Modificar como percibimos nuestro ambiente exige de cambios en nuestras actitudes, creencias y valores, esquemas cognitivos que se encuentran enraizados y anclados en nuestra personalidad, a veces fijados con extraordinaria firmeza. ¿Esto quiere decir que no se puede llegar a alcanzar lograr estos cambios? Por su puesto que no, quiere decir que habrá que dedicarle tiempo, habrá que trabajar de manera consciente y planeada. Dependiendo del esfuerzo que le dediquemos, de la eficacia de las estrategias que pongamos en práctica, y de la consistencia que tuvieran estos esquemas desadaptativos, tendremos mayor o menor éxito en nuestro propósito. Buena parte de este trabajo va a consistir en llegar a percibir nuestro mundo (los sucesos que ocurren en nuestro medio ambiente) como algo vivo, mutable, variable, en continua transformación, en evolución, y que en bastantes ocasiones puede ser impredecible. Sin embargo, todos estos calificativos no nos suelen encajar bien; no tener el control, la certeza, o la seguridad que desearíamos nos suele provocar ansiedad, ira, miedo, angustia… todas esas emociones que nos avisan de que algo no está yendo bien, que existen amenazas para nuestra supervivencia. En realidad, solemos estar tan obcecados por mantenernos en la llamada zona de confort, que cuando hay algo que se modifica en nuestras vidas, a veces, nos afecta sobremanera. Resumiendo, lo aconsejable, lo saludable, es trabajar para aprender a percibir el mundo en que vivimos como una aventura por escribir, no como una historia escrita.

Ejemplo Práctico

Para entender bien de lo que estamos hablando, vamos a intentar explicarlo también con un ejemplo práctico. En la publicación «¿Qúe ha pasado? El proceso de la respuesta de estrés», en el diagrama básico del estrés que proponíamos, la interpretación se situaba en un punto intermedio entre el evento o suceso estresor y nuestra respuesta de estrés. Está situado ahí (como ya comentábamos en aquella publicación) porque nuestra interpretación de una situación que se da en nuestro medio ambiente es capaz de modular la respuesta de estrés. El ejemplo, a modo de ejercicio práctico, es el siguiente: Se muestran a continuación tres diferentes formas de interpretar una situación. La idea es que cada una/o de vosotras/os deduzcáis como sería la repuesta de estrés según cuál de las interpretaciones hiciéramos sobre la situación propuesta:

«Llego al trabajo un lunes a primera hora de la mañana. Mi jefa está ya en la oficina, cosa muy extraña porque los lunes no suele llegar hasta bien avanzada la media mañana. Ni siquiera me he sentado, y oigo su voz que grita mi nombre solicitando que vaya a su despacho. Me dice que acaba de echar un vistazo a mi informe, que cree que no lo he realizado correctamente, que no es lo que me había solicitado. Termina diciendo que ya no tiene solución, porque tiene que presentarlo en unos minutos, pero que está realmente disgustada conmigo. Me pide que no se vuelva a repetir, que me vaya y continúe con mi trabajo poniendo más atención a lo que se me pide.»

Y ahora vamos con tres posibles interpretaciones que pudiéramos hacer de este evento o suceso estresante:

1) Otra vez me he equivocado…, lo he hecho mal, todo lo hago mal, mi jefa tiene razón. Tendría que haberlo revisado más veces, tendría que haber pasado más tiempo realizando el informe. Quizá mi jefa esté pensando en echarme… la situación económica de la empresa está como está… y si piensa que hago mal mi trabajo…

2) Esta tipeja es estúpida, un lunes a primera hora me suelta esta charla. Resulta que he hecho mal mi trabajo; ella sí que es una incompetente que estamos perdiendo muchos clientes por su culpa. Realmente, me acaba de estropear día, con el buen fin de semana que he pasado y viene esta así…ya me ha tocado las narices. Ella tiene la culpa, seguro que me encargó mal la tarea y ahora quiere responsabilizarme a mí del error para poder salirse de rositas…

3) Que extraño, como he podido hacerlo mal, estaba bastante seguro/a de como realice el trabajo; creo que hice lo que me había pedido. Bueno, lo tendré que revisar, quizá no lo entendí bien. Si ha sido un despiste habrá que pedir disculpas por no haberlo entendido correctamente y la próxima vez pondré más atención; en fin, supongo que entenderá que todas/os cometemos errores. Pero, ¿qué raro que haya llegado tan pronto mi jefa hoy a la oficina?, ¿y si ha tenido mal fin de semana y lo que sucede es que viene con mal humor? Venga vamos a revisar el informe. De cualquier forma, mi jefa tampoco me ha informado de que es lo que he hecho mal, le pediré que me aclare este punto y entonces podré saber en lo que debo poner atención para la próxima vez.

¿Qué interpretación crees que podría ser la más saludable?, ¿Cuál de ellas nos sitúa en mejores condiciones para afrontar un medio ambiente cambiante y muchas veces impredecible?, ¿qué interpretación habrías hecho tú en esta misma situación? El trabajo que os estoy proponiendo se hace habitualmente en una consulta de psicología. Alcanzar este cambio de perspectiva de la realidad puede resultar tedioso, e incluso podemos tener la impresión de que es estúpido, innecesario o poco importante. Sin embargo, la práctica clínica y la literatura científica nos dicen que puede merecer la pena intentarlo.