
El amor es un concepto que depende de la cultura, es decir, se entiende de maneras diferentes en distintos lugares del mundo. En nuestro caso, el amor está basado en un modelo de pareja tradicional: heterosexual y monógama.
Tienen mucho que ver los roles y estereotipos de género, que son aquellas conductas que se esperan de nosotros/as por pertenecer a un determinado género, por ejemplo, si eres mujer tendrás que encargarte de los cuidados de la casa y los hijos, mientras que si eres hombre te encargarás de trabajar. ¿Qué ocurre entonces con la diversidad? Que se silencia o incluso se rechaza por no cumplir con lo socialmente establecido.
Actualmente, la sociedad está avanzando hacia el punto de no reducir a las personas a un género u otro, ser hombre o mujer; y entendemos que existen otros tipos de relaciones: no monógamas, abiertas, híbridas… Aunque esto es así, a lo largo de los años hemos ido interiorizando ciertos mitos, normalizando ciertas situaciones de una manera muy intensa que incluso pueden llegar a justificar actitudes violentas. Veamos algunos ejemplos:
Existe mi media naranja
Consiste en creer que nuestro objetivo en la vida es encontrar una pareja que nos complemente, está instaurada la creencia de que en algún lugar del mundo hay una persona esperando ser encontrada para poder sentirnos “completos”.
Como creemos que existe esa persona “destinada” a estar con nosotros/as, damos por hecho que sólo existe un único “amor verdadero” y que, si no lo encontramos, habremos fracasado.
Si mi pareja siente celos es porque me quiere
Los celos son una realidad muy frecuente hoy en día y tendemos a interpretarlos como un signo de interés o incluso de amor cuando son un signo de temor, sospecha y desconfianza; y están relacionados con inseguridad, baja autoestima y dependencia.
Sentir celos es muy común teniendo en cuenta el contexto cultural en el que nos encontramos, entendemos el amor desde las relaciones monógamas y desde la posesión.
El amor lo puede todo
Siempre hemos escuchado que teniendo amor se pueden superar todas las adversidades. Con este mito lo que hacemos es normalizar el conflicto o incluso normalizar formas de violencia justificándolas con frases del tipo “lo hace porque me quiere” cuando, en realidad, en el amor no todo vale.
Si me atraen otras personas es porque no quiero a mi pareja
El amor no se reduce a la atracción física y sexual. Como afirmaba Sternberg en su teoría del amor, éste está formado por tres elementos: intimidad, pasión y compromiso. Las relaciones de pareja van evolucionando y, con ellas, estos tres elementos van cambiando su relevancia. Es decir, al principio de la relación probablemente se le dará más importancia a la pasión y con el tiempo se irán añadiendo y asentando el resto.
En conclusión, no podemos evitar sentir atracción física hacia otras personas, aunque siempre teniendo presentes los pactos y acuerdos establecidos en la relación de pareja.
El amor es para siempre
El amor hay que cuidarlo para que sea duradero, pero no es infinito. Las relaciones evolucionan y el amor también, si establecemos relaciones sanas podrán ser duraderas.
Tendemos a creer (aunque cada vez menos) que el objetivo del amor es el matrimonio, es comer perdices como nos han enseñado los cuentos, como si el matrimonio en sí mismo aportase toda la felicidad posible.
Éstos son algunos de los mitos que actualmente tenemos en nuestra sociedad. Nos influyen tanto a nivel individual creando cierta “presión” para obligarnos a buscar una pareja, frustración por no encontrarla y desesperación; como a nivel social, juzgamos a otras parejas, otros modelos de relaciones, exigimos a nuestras parejas que actúen de una determinada manera… si crees que tienes estas creencias y que te interfieren en tu vida diaria, en Tu Psicólogo en Alcalá de Henares estaremos encantadas de comentar estos mitos contigo, de fomentar relaciones sanas y acompañarte en tu proceso.
Amaya Navarro Martín
Especialista en Terapia Sexual y de Pareja