
En los últimos años, España ha pasado a ser el segundo país de la Unión Europea con mayor abandono escolar. Una de las posibles causas de este importante problema pudiera ser unas malas prácticas en el las horas de estudio individuales del alumnado. En este escrito me gustaría exponer cuales pueden ser algunos de los cambios que se pueden realizar con el objetivo de mejorar el rendimiento en las horas de estudio, en busca de la consecución de un hábito autónomo del mismo, y con la meta de que estos cambios se mantengan en el tiempo. Dicho de otra manera, voy a hablar sobre cómo se puede conseguir que el alumnado se haga suficientemente responsable de su trabajo, que este trabajo sea suficientemente efectivo y eficaz; y también, ¿por qué no?, según lleguen estas mejoras, que empiece a disfrutar estudiando.
1. Plan de trabajo. Es imprescindible establecer una agenda de horas de estudio extraescolares, un plan de estudio. Es bastante poco probable que un estudiante pueda alcanzar los objetivos académicos si no dedica el tiempo necesario para adquirir y asentar los conocimientos sobre las materias de estudio. Suele ser un error fundamental asumir que esto lo puede hacer el alumnado gracias a unas supuestas dotaciones innatas; esto no sucede así en ningún caso. Este es uno más de los aprendizajes que deben adquirir en su vida académica. Si este aprendizaje no ha tenido lugar, hay que trabajarlo de manera específica y dedicarle el tiempo suficiente para que esto suceda, y que así el estudiante tenga una agenda estable, proporcional y equilibrada de trabajo diaria.
2. Valorar el esfuerzo en su justa medida estableciendo un programa con una economía de beneficios y costes según resultados. Suele ser bastante habitual pensar que el estudiante debe sentir amor por su trabajo, y estar deseoso de sentarse cada día a repasar las materias de estudio y a realizar las actividades propuestas en clase. Este es otro error que lleva que se establezcan unas dinámicas perniciosas de castigo-desesperación que acaban empeorándolo todo. Este programa puede confeccionarse de diversas maneras, y no siempre tiene que incluir premios materiales (mucho menos dinero) y no es demasiado difícil de poner en marcha, solamente requiere de algo de imaginación y constancia en su puesta en la práctica. La motivación es un parte fundamental para conseguir mejoras, y estos programas son útiles para conseguir que los estudiantes consigan una motivación interior autónoma.
3. Aprender a estudiar de otra forma. Otra parte importante del trabajo es la de modificar algunas de las técnicas de estudio que está utilizando el alumnado, cambiar viejas técnicas de estudio y pasar a utilizar técnicas de estudio eficaces. La memorización con significado, el uso de la lógica visual, realizar esquemas y resúmenes eficaces y comprensivos, ampliar la información de manera entretenida y agradable, utilizar la práctica como método para afianzar conocimientos, hacer mapas mentales conectando conocimientos; son técnicas de estudio que pueden ayudar a mejorar los resultados académicos.
4. Mantener a raya a los ladrones del tiempo. Una de las mayores dificultades para los estudiantes en la actual era de la digitalización son precisamente la cantidad de estímulos que amenazan y restan tiempo a sus horas de estudio. El más relevante, sin duda, suele ser el móvil, pero hay otros también importantes como le mala organización del tiempo, los ruidos, no tener unos descansos necesarios, utilizar una zona de estudio inadecuada, o las dificultades para mantener la atención en el trabajo.
5. El efecto Pigmalion. En el éxito académico de los estudiantes también tiene una estrecha relación con la actitud de los padres con respecto a su estudio, y es algo que también se debe tener muy en cuenta. Este efecto se refiere a la potencial influencia que la creencia que tiene una persona acerca de otra ejerce en el rendimiento de esta última. Habitualmente son los padres las personas con mayor capacidad de influencia, por tanto es necesaria una revisión de los posibles mensajes de desaliente que se están enviado al estudiante, es algo que hay que modificar si se esta produciendo en el sentido no deseado.
6. Disminuir la ansiedad ante los exámenes. La mala gestión de la ansiedad es un problema que parece ir aumentando año a año en la población escolar. Los exámenes o pruebas de evaluación son situaciones exigentes donde los estudiantes tienen que ser capaces de dominar su estrés. Un comentario muy extendido entre el alumnado es que se bloquean o se quedan en blanco durante los exámenes, y aunque habían preparado la prueba, no consiguen superarla por la ansiedad que les produce realizarlos. Este es también un aspecto importante que se puede trabajar para conseguir mejoras en el rendimiento académico. Es posible aprender técnicas para conseguir una mayor percepción autoeficacia ante los exámenes, estrategias de afrontamiento que aporten seguridad a los estudiantes, y técnicas de manejo del estrés que favorezcan la mejora de su desempeño en las pruebas de evaluación académicas.
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