
En un anterior escrito de este blog traté de explicar qué es la ansiedad, qué funciones tiene, y cómo la experimentamos. En este escrito se advertía que la emoción ansiedad, aunque es imprescindible para nuestro desarrollo vital, experimentarla en exceso o con demasiada intensidad puede provocar dificultades de diferente gravedad. En este escrito voy a tratar de mostrar seis estilos desadaptativos o poco adecuados de gestionar la ansiedad que pueden provocar problemas con esta emoción, y que habitualmente se pueden observar en las personas que acuden a la consulta:
“Me voy a preocupar”. Mediante este estilo de afrontamiento se responde a la ansiedad con una intensa y a veces obsesiva actividad mental dañina o negativa. En esta preocupación excesiva habitualmente se visualizan resultados amenazantes, a veces catastróficos, sobre los problemas. A menudo, se da vueltas y vueltas a estos pensamientos, en un intento infructuoso de solucionar los problemas en la mente. Sin embargo, esta preocupación excesiva raramente conduce a una resolución efectiva de los problemas y termina por convertirse simplemente en un ir y venir de pensamientos intranquilizadores.
“Voy a olvidarme de ello”. Con esta segunda manera de afrontamiento se buscan diferentes maneras de distraerse de la sensación desagradable de experimentar ansiedad. Este estilo puede convertirse en una forma de negación defensiva de que algo está ocurriendo; de aquello de lo que está advirtiendo la alarma de la ansiedad; y además se sitúa diametralmente opuesto al “Me voy a preocupar”, ya que lo que se busca es no pensar, o pensar lo menos posible en los problemas. Sin embargo, se ha podido demostrar experimentalmente que lo que sucede con este estilo de (no) afrontamiento es que finalmente la preocupación que se trata de evitar vuelve, y frecuentemente, con mayor intensidad.
“No puedo soportarla”. Esta forma de afrontar la ansiedad consiste en reprimirla, bloquearla o evitar situaciones que pudieran hacer que aparezca. De esta manera, las personas tratan de no experimentar las sensaciones naturales que produce la ansiedad, ya que piensan que no van a poder soportarlas, no permitiendo que la emoción ansiedad siga su curso natural y necesario. Utilizar habitualmente este estilo represivo de afrontamiento que suele tener consecuencias orgánicas que se pueden convertir, con el tiempo, en diferente sintomatología psicosomática.
“Yo no tengo el problema”. Este estilo es un intento de solucionar la ansiedad desafiándola. Buscan dominar su ansiedad adquiriendo el poder sobre los demás, ostentando posiciones de autoridad y/o siendo muy competitivos en todo lo que se proponen. De esta manera se trata de aliviar las sensaciones que provoca la ansiedad proyectando los problemas en el entorno, a menudo culpando a las demás personas de que estos sucedan. Generalmente este estilo de afrontamiento provoca en las personas que lo utilizan una visión rígida y altamente estereotipada del mundo que les rodea.
“Si controlo la situación, encuentro la solución”. Con este estilo de afrontamiento se pretende hacer desaparecer la ansiedad a través de controlar el mundo exterior. Se caracteriza por una búsqueda de las soluciones perfectas a las que nunca se llega, y que en realidad no existen. Es común que las propias emociones también formen parte de las cosas que se deben controlar, por lo que provoca estar continuamente en tensión, buscando la manera de estas emociones sean siempre las que deben ser y experimentarse como se desea. Ni que decir tiene que este exceso en la necesidad de control del ambiente finalmente lo que provoca es que no se obtenga un manejo adecuado de los problemas, sino que los problemas controlen la vida de las personas que utilizan este tipo de afrontamiento de la ansiedad.
“Debo ayudar y estar siempre disponible”. Este estilo de afrontamiento hace que las personas traten de reducir todo conflicto relacional y las propias sensaciones derivadas de la emoción ansiedad haciendo que las demás personas se sientan bien, estando excesivamente pendientes de sus necesidades. En un caso extremo, las personas que utilizan habitualmente este estilo de afrontamiento se vuelven demasiado acomodaticias y muestran en pocas ocasiones la capacidad de satisfacer sus propias necesidades, por lo que finalmente no solucionan sus problemas, y su ansiedad, vuelve a aparecer regularmente como indicador de que estos siguen estando en sus vidas. Además, utilizar este estilo de afrontamiento supone un riesgo manifiesto de no recibir lo que se espera a cambio, ya que dan demasiado, y por tanto encontrarse con numerosas decepciones en esas relaciones con las demás personas.
En Tu Psicólogo En Alcalá de Henares se podrás tratar de solucionar estos malos hábitos de afrontamiento de la ansiedad. No dudes en contactar y pedir cita para empezar a solucionar tus problemas de la manera mas saludable.
Bibliografía:
Gerzon, R. (1998). Encontrar la serenidad en la era de la ansiedad: Editorial Kairós.