Intolerancia a la incertidumbre

Intolerancia a la incertidumbre

La incertidumbre es algo inevitable en la vida de las personas y se manifiesta como la sensación que nos genera el no saber qué nos va a ocurrir o cómo van a evolucionar los acontecimientos que nos afectan en la vida. La incertidumbre puede hacerte sentir una sensación de inseguridad, de temor, de duda y nos puede generar intranquilidad.

En el presente artículo nos gustaría poder explicaros qué es y en qué consiste el denominado fenómeno de baja tolerancia o intolerancia a la incertidumbre.

¿Qué es la intolerancia a la incertidumbre?

La intolerancia a la incertidumbre es definida como una tendencia a percibir las situaciones inciertas y ambiguas como negativas, desagradables, inaceptables y amenazantes, independientemente de la probabilidad de que ocurran, lo que puede llevar a reaccionar ante ellas de manera intensa y negativa a nivel emocional, cognitivo y conductual, así como a evitarlas.

Un factor a tener en cuenta es la cultura occidental en la que nos encontramos, pues a diferencia de otras culturas como el budismo (centrada en el aquí y el ahora) nuestra cultura y forma de vida promueve la idea de que tenemos que tener un control absoluto sobre lo que nos ocurre y que ante dificultades es bueno tener soluciones rápidas y eficaces cuanto antes. Esta filosofía juega en contra del desarrollo de la tolerancia a la incertidumbre.

Diversos autores explican que esta intolerancia se encuentra muy relacionada con la etiología y el mantenimiento de las preocupaciones, pudiendo llegar a ser, a veces, excesivas e incontrolables. Las personas que no toleran la incertidumbre sobreestiman la probabilidad de que un evento negativo ocurra y presentan una tendencia a exagerar el riesgo y las consecuencias negativas que podrían surgir de esa situación. Cuanta más intolerancia a la incertidumbre exista más preguntas del tipo “¿Qué pasaría si…? ¿Y si…?” aparecerán, desencadenando una respuesta de preocupación y rumiación. Algo que nos puede ayudar a comprenderlo es realizar una analogía con una alergia. Al igual que una persona con la alergia al polvo reacciona con estornudos, tos y lagrimeo ante pequeñas cantidades de esta sustancia, las personas con gran intolerancia a la incertidumbre reaccionan con preocupación y ansiedad excesivas ante pequeñas dosis de incertidumbre. Esto es, empiezan a plantearse preguntas del tipo “¿qué pasaría si…?”, las cuales conducen a la preocupación y a la ansiedad. Dichas preocupaciones al aparecer con una gran frecuencia llegan a generar una interferencia y generar un deterioro y malestar significativo en el funcionamiento laboral, social y familiar.

¿Cómo se manifiesta la intolerancia a la incertidumbre?

Las personas que son intolerantes a la incertidumbre suelen intentar eliminarla o evitarla buscando reaseguración y/o certeza. Sin embargo, esta sensación de certeza es de corta duración, puesto que rápidamente vamos a encontrar algo en que preocuparnos.  Esta búsqueda de certeza resulta inefectiva dado que como ya hemos dicho la incertidumbre forma parte de nuestra vida y es imposible eliminarla y nadie puede estar 100% seguro de algo. Por ejemplo, puedes acudir a todas tus revisiones médicas, pero ir al médico en exceso tratando de ver posibles problemas futuros no va a garantizar que tu salud sea buena durante toda la vida.

Además de lo mencionado, algunas manifestaciones baja tolerancia a la incertidumbre son las siguientes estrategias encaminadas a aumentar la sensación de control e intentar evitar las situaciones imprevistas y espontáneas:

  • Dificultades para delegar y sobre implicación. Ejemplo: Querer hacer todas las tareas de casa porque si no, no puedes estar seguro de que estén bien hechas.
  • Buscar gran cantidad de información antes de tomar una decisión o hacer algo.
  • Dificultad a la hora de tomar decisiones, llegándote a cuestionar decisiones ya tomadas.
  • Preguntar a otra persona ante dudas. Ejemplo: ¿Crees que es mejor irme de Vacaciones a Andalucía o a Galicia? ¿Qué harías tú en mi lugar?
  • Volver a comprobar y hacer las cosas otra vez por no estar segura de haberlas hecho bien. Ejemplo: Leer varias veces un correo electrónico antes de enviarlo.
  • Evitar la información y los estímulos amenazadores que puedan desencadenar emociones negativas.
  • Imaginarse todos los escenarios posibles de una futura situación, intentando saber cómo responder o actuar en ella.
  • Planificar en que momento voy a hacer planes, no dando lugar a actividades improvisadas.
  • Hacer listas de todo aquello que se tenga que hacer.

Si consideras que puedes tener dificultades en tolerar la incertidumbre y te has sentido muy identificado con este artículo en Tu Psicólogo en Alcalá de Henares podemos ayudarte y estableceremos los objetivos y plan de tratamiento más adecuado a tu caso particular.

 

Remedios González Barbado
Experta en análisis y terapia de la conducta  y Máster en Psicología Clínica Infanto-Juvenil