DECÁLOGO DE LA CONVIVENCIA EN PAREJA

DECÁLOGO DE LA CONVIVENCIA EN PAREJA

En las relaciones de pareja surgen a veces conflictos y problemas que se podrían evitar si se dispusieran de las herramientas suficientes para prevenirlos. A continuación, os compartimos un decálogo con sugerencias y consejos que podéis intentar poner en práctica como forma de protección de vuestra relación de pareja y como posible solución a pequeñas dificultades que se pueden dar en la misma:

1. Intercambio de conductas de refuerzo de la pareja equilibrado y positivo. Esté primer punto, en realidad esconde detrás el resto de las recomendaciones que se van a tratar en este decálogo, pero es muy importante que las parejas tengan muy presente que en este intercambio de conductas de refuerzo de la pareja reside el que existan o no dificultades en las relaciones de pareja; algo que podríamos decir para cualquier tipo relación. Además, este intercambio de conductas debe darse en un cierto equilibrio a lo largo del tiempo que dure la relación, que ambas personas reciban de una manera similar a la que dan, que exista RECIPROCIDAD en este intercambio. Si no hay reciprocidad, habrá desigualdad, y este sería en sim mismo un problema de pareja que acabará erosionando la convivencia.

2. Utilizar una comunicación asertiva. Respetando en todo momento a la otra persona, pero a la misma vez, respetando las necesidades propias. Este tipo de comunicación, la denominada comunicación asertiva, es el tipo de comunicación mediane la cuál tratamos a la persona con el necesario cuidado, pero buscando ser lo más eficaces en cuanto al objetivo de la misma, tanto para en la defensa nuestros propios derechos como en la preservación de los de la otra persona. El que falle la comunicación es una de las razones más habituales por las que las parejas acuden a consulta, aunque muchas veces pueda ser solo la punta del iceberg que esconde otras problemáticas que se estén dando en estas relaciones.

3. Gestión adecuada de los conflictos. Antes de nada, tenemos que asumir, que la aparición de conflictos en las relaciones de pareja es algo inevitable, tarde o temprano van a aparecer diferencias en las relaciones de pareja. En realidad, que surjan algunas diferencias es necesario, es la forma en que se nos muestra las señales que llevaran a tener que hacer cambios en los términos y circunstancias de la relación de pareja, para que ambas personas tengan una sensación de justicia y equidad. Eso sí, el que los conflictos y diferencias se tornen en habituales o se conviertan en bucles repetidos una y otra vez, terminará erosionando la convivencia de la pareja, por lo que es una clara bandera roja ante la que la pareja debe buscar soluciones; aspecto con el que pasamos al siguiente punto del decálogo.

4. Saber y dominar las maneras de resolver y solucionar problemas. Por un lado, es importante que las parejas tengan recursos y habilidades suficientes para detectar, evaluar y gestionar los problemas conjuntos, sobre todo los que tengan que ver con el proyecto en común (hablaremos luego de esto). Por otro lado, en la mayoría de las ocasiones, este será el momento de la negociación, el momento de saber llegar a alcanzar soluciones conjuntas que satisfagan a las dos personas, junto con la concomitante aceptación de las pérdidas o costes que sean verdaderamente asumibles para ambas partes.

5. Guardar la independencia y autonomía individual. Si trabajar en pareja todo lo escrito hasta ahora es fundamental para la salud de este tipo de relaciones, el que cada uno de sus miembros conserve una vida independiente autónoma e independiente, con suficientes recursos individuales y redes sociales propias es muy importante para que no se pueda producir otra de las problemáticas habituales en la convivencia de pareja, el exceso de dependencia de uno de sus miembros, de la otra persona. En las parejas saludables se tiene que dar un equilibrio entre la aceptación de una (imprescindible) pérdida de independencia con la preservación de la individualidad de cada uno de sus miembros. El que este equilibrio no se dé, puede llevar a convivir en relaciones de pareja con una desigualdad manifiesta, como también es generador de muchas dificultades cuando llega el momento tener que adaptarse a una ruptura y separación de la pareja.

6. Reparto equitativo de las responsabilidades conjuntas de la pareja. Este aspecto es también de enorme relevancia para la convivencia en pareja y, aumenta gradualmente su importancia a medida que la intimidad de pareja es mayor y el proyecto de pareja crece. A partir de que la pareja cohabita en la misma residencia, el que haya un reparto de tareas y responsabilidades adecuado y satisfactorio para ambas personas, será un protector de que no surjan diferencias o sobrecargas que harán que la convivencia termine debilitándose.

7. Un proyecto en común. A veces se convive en pareja y sus miembros no tienen muy claro el por qué y para qué lo hace (en estos casos, se suele esconder un “necesidad de”), pero muchas otras, y aquí viene el verdadero problema, los objetivos y metas de ambas personas no coinciden, o si coinciden, tienen matices diferentes que se deben aclarar. De cualquier forma, igual que lo es para las personas en su individualidad en cuanto a su propio funcionamiento, para las parejas, tener un proyecto (en este caso en común) es un componente básico para la gasolina que alimenta el motor del sistema de la pareja.

8. Un contrato de relación explícito. Siempre que se establece una relación de pareja, de manera implícita, existe una especie de contrato del que ambas personas van a echar mano cuando crean que existe un desajuste o una desigualdad en la relación, que les perjudique de alguna manera. Por tanto, es muy conveniente que este contrato sea convenido y conocido por ambos miembros, lo que evitará que cada uno tenga en su interior su propio contrato que en alguno de los puntos no coincida con el de la otra persona y, de pie la posibilidad de que aparezcan los conflictos. Además, es también recomendable que periódicamente se revise de manera conjunta dicho contrato que guía la convivencia de pareja, siempre que sea necesario.

9. Ajustar expectativas. Derivado de los puntos anteriores, si no hay proyecto y contrato explícitos y acordados de manera conjunta, en alguna de las dos personas puede generar ciertas expectativas sobre la relación que en algún momento favorezca los desajustes en la pareja. A veces estas expectativas se pueden generar de manera individual, aunque haya claras evidencias o haya habido conversaciones en las que se ha acordado diferente a lo que tiene que ver con aquellas. Este sería un problema más de dicha persona, aunque concierna a la pareja en su conjunto el ajustar las expectativas de ambos.

10. Autocuidado acompañado de cuidados mutuos. Si se han cumplido cada uno de los puntos y apartados anteriores, seguro estaremos ante una pareja que disfruta de una relación saludable. De cualquier forma, es importante recordar que es responsabilidad de cada miembro el cuidarse y cuidar al otro en cada una de sus áreas vitales, ya que esta es una de las razones más obvias que se derivan de elegir el convivir en pareja: cuidar y ser cuidado/a. El terreno más evidente en el que se deben disfrutar y administrar esos cuidados es la intimidad en sus numerosas formas. Mención especial a algo que las parejas suelen dar importancia sería el universo de sus encuentros eróticos, donde es fácil que si no se pone mucha atención a que se mantengan estos cuidados mutuos, puedan surgir dificultades específicas en la sexualidad de la pareja. También apuntábamos a que es importante que exista el autocuidado individual con todo lo que ello supone, que es una condición primaria para protegerse de las diferentes desigualdades y/o violencias que se puedan dar en las relaciones de pareja.

Este decálogo es una propuesta muy general, que puede que os sirva, pero que no será suficiente en algunas ocasiones que requieren de un análisis profesional de la problemática que ha surgido en la relación con el que poder diseñar un tratamiento ajustado y eficaz. En Tu Psicólogo en Alcalá de Henares disponemos de esos profesionales, no dudes en contactar con nuestro centro si te fuera necesario.

 

 

Francisco Morato Bermejo
Especialista en Psicopatología, Intervención Clínica y Salud