Consumo de Sustancias y la Respuesta de Estrés

Consumo de Sustancias y la Respuesta de Estrés

Sustancias Activadoras

Normalmente, solemos llevar un control de las sustancias y alimentos que tomamos por diversas razones, pero también es algo a lo que deberíamos poner atención si queremos tener un mejor manejo de los niveles de activación de nuestro organismo. Los alimentos estimulantes comerciales que consumimos habitualmente (al menos, en España) son bebidas como el café, té, bebidas refrescantes (p.ej., colas), y bebidas energéticas. El consumo de estas sustancias nos puede proporcionar, por una parte, el aumento de nuestro estado de vigilancia, de la concentración, o de la sensación de energía; y por otra, la disminución de la sensación de cansancio, del sueño y de aletargamiento. Por tanto, solemos acudir a ellas buscando que sus propiedades nos ayuden a sobrellevar nuestras difíciles agendas, o las carencias en el descanso (Este importante asunto se tratará cuando ampliemos el sexto apartado del decálogo). Sin embargo, también deberíamos conocer que su consumo tiene algunas contra indicaciones. Así, consumir bebidas estimulantes puede provocarnos dependencia por sus características reforzantes (contribuyen al aumento de los niveles de dopamina en el cerebro); puede suponer un peligro para personas con problemas de salud (p. ej. cardiológicos); y en lo que corresponde a nuestro viaje, pueden aumentar de la respuesta de estrés a niveles no saludables.

La reducción del consumo habitual de estas bebidas estimulantes puede ser positivo, pero además deberemos ser muy cuidadosos/as en ciertos momentos. En primer lugar, Si estamos atravesando un periodo vital con habituales situaciones diarias que ponen en jaque nuestras capacidades de adaptación y afrontamiento, por lo que de por sí podríamos estar experimentado un mantenido y elevado nivel de respuesta de estrés, puede que sea un momento para pensar en reducir el consumo de estas bebidas, ya que su consumo puede empeorar la situación. En segundo lugar, es posible incluso que, en algunas ocasiones, sea su propio consumo este siendo un factor principal en el mantenimiento de nuestras dificultades para manejar el la respuesta de estrés de nuestro organismo en niveles saludables. Tercero, el inadecuado descanso es también un factor que favorece la respuesta de estrés, si tomamos estas bebidas para mantenernos despiertos y no tenemos cuidado, quizá afecte también a nuestro futuro descanso, y se forme un bucle auto-realimentado. Por último, el propio consumo de bebidas estimulantes además de convertirse en una fuente de estrés, tiene también otros potenciales peligros para la salud, como por ejemplo el elevado contenido de azúcar de algunas de ellas (un apartado especial debería hacerse para las bebidas energéticas, habitualmente consumidas por los/las jóvenes, por lo que es recomendable mantenerse bien informado sobre el peligro de su consumo habitual). Por todo lo anterior, podría ser conveniente que tomemos estas bebidas con moderación, o que incluso en algún momento restrinjamos su ingesta.

Hasta el momento hemos hablado de alimentos (principalmente bebidas) que pueden alterar moderadamente la respuesta de estrés. Más al extremo, en el continuo de las sustancias que pueden producir una elevada, y poco saludable, respuesta de estrés estarían otras más agresivas o peligrosas como la el tabaco, anfetaminas, cocaína y otras drogas. En este caso, la problemática es mucho más compleja y grave, ya que son sustancias que crean dependencia directa en nuestro organismo, y no es un tema que podamos abordar aquí con el debido detenimiento. Solo decir que el consumo de estas sustancias se convierte en fuentes de estrés crónico que pueden provocar o favorecer la aparición de trastornos psicopatológicos (entre ellos, como ya se ha apuntado, la adicción).

Sustancias Reductoras

En el extremo opuesto encontraríamos las sustancias reductoras de la activación del organismo, que también pueden llegar a convertirse en un problema si es que se hace de ellas un uso inadecuado y desproporcionado. Así, el uso habitual del alcohol, ansiolíticos, hipnóticos, tranquilizantes y/o opiáceos puede convertirse también en un problema grave de salud (p.ej., otra vez, la adicción). El uso y abuso de estas sustancias suele enmascarar dificultades para el afrontamiento de las dificultades personales, y problemas para el manejo del estrés. Sin embargo, existen sustanciasalimentos aconsejables que se pueden añadir o aumentar en nuestra dieta, y que nos servirán de protectores ante los posibles aumentos del estrés. En general, el conocimiento y el uso de otras técnicas y estrategias mucho más saludables para la reducción de la respuesta de estrés, como las que estamos repasando en las publicaciones dedicadas al decálogo contra el estrés, son el perfecto substituto para el mal hábito de consumo de este segundo tipo de sustancias.